La Convención hace cambios para atender nuevas necesidades

Jesse Rincones, executive director of Hispanic Baptist Convention of Texas, addresses guests during an open house at the the Convencion's office in San Antonio.

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El trabajo de la Convención General Bautista de Texas con los hispanos existía antes que la Convención Hispana Bautista de Texas estableciera sus oficinas con un director executivo siete años atrás. La Convención, un nombre que muchos usan para referirse a la Convención Hispana, quería hacer mucho más para responder a las necesidades que había, dijo el director executivo, Jesse Rincones.

Rincones ve a BGCT como una organización líder en el ministerio para hispanos. De hecho, él ve a BGCT como un modelo que otras convenciones Bautistas pueden seguir cuando se trata de hacer trabajo que conecte con los hispanos.

Aun así, existían vacíos que se tenían que llenar, dijo Rincones. Cuando la Convención empezó a actuar como socio independiente de BGCT hace siete años, Rincones piensa que se dio el mejor paso que se pudo haber dado después de 50 años de relación.

En los años ‘60s, bautistas del estado, tanto los anglos como los hispanos, creían que se había desarrollado buen trabajo en Texas. Existía la Academia en el Valle, y el Instituto Mexicano Bautista en San Antonio.

Pero para que el trabajo de los hispanos en Texas avanzara, los líderes de lo que antes era la Convención Mexicana Bautista de Texas decidieron entrar bajo el liderazgo de BGCT. Así, BGCT y la Convención firmaron el Acuerdo de Unificación de 1963.

El acuerdo sí ayudó a los hispanos bautistas en Texas de muchas maneras, pero no era un acuerdo sin errores, Rincones clarificó.

La estructura de Convención tenía problemas, ya que los presidentes eran elegidos por un periodo de dos años, con la posibilidad de reelección por un tercer año. Pero los presidentes eran ya pastores que ahora tendrían “dos trabajos de tiempo completo,” Rincones dijo.

“Tampoco había fondos para cubrir los viajes de los presidentes, ni para que ellos se comunicaran con las iglesias,” agregó.

Cuando la junta anual llegaba, los presupuestos que ya habían quedado hacían muy difícil que los presidentes pudieran proponer nuevas metas.


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BGCT y la Convención revisaron el Acuerdo de Unificación tres veces después de que se hizo en 1963. Finalmente en el 2010, Rincones dijo, miembros del comite se dieron cuenta que las circunstancias habían cambiado.

Algunos proponían que Convención regresara a lo que era antes de 1963, una organización independiente con poca relación con BGCT. Otros sugirieron que continuara bajo BGCT, en el departamento de Ministerios Hispanos.

Rincones veía una tercera opción.

El reconocía que si los presidentes de Convención no podían encontrar fondos para viajar y comunicarse con las iglesias, entonces ese trabajo no funcionaria. Y aunque se pudieran presentar nuevas metas, no existirían los recursos para alcanzar esas metas.

Traería menos resistencia quedarse donde estaban y simplemente ir a las iglesias cada año y decirles que no había dinero para cubrir los costos de los programas que ellas habían sugerido. Pero Rincones sabía que una opción que se veía más difícil era también la mejor opción.

“Teníamos que ir a las iglesias y decirles, ‘si ustedes quieren llevar a cabo ésta iniciativa, entonces van a tener que dar los fondos para poder hacerlo,’” dijo Rincones. Para que eso pasara, la Convención tenía que hacerse su propia entidad.

En el 2010, la Convención celebró su centenario, y en muchas maneras, también celebró su nuevo nacimiento. Ya no era un departamento de BGCT, pero tampoco era una organización sin relación con BGCT. La Convención era ahora un socio de BGCT.

El censo del 2010 reportó que el 52 por ciento de las personas de 18 años y menos está en Texas, y el 49.3 por ciento de ese total son jóvenes hispanos. Eso va con un crecimiento del 39 por ciento en hispanos jóvenes de 18 años y menos, mientras que los anglos disminuyeron por un 7.4 por ciento.

Rincones pudo ver la necesidad de más trabajo con iglesias hispanas, y eso no era nada nuevo. El recuerda cuando era joven y notaba que en muchas iglesias hispanas no se tenía la misma calidad de trabajo que en las iglesias anglas

“Tenía la carga al ver que los jóvenes hispanos no recibían la misma atención por la circunstancias en las que estaban, o porque las iglesias no sabían cómo hacer ministerio con ellos,” dijo Rincones.

Seis de cada 10 Mileniales (jóvenes adultos que se hicieron mayores de edad alrededor del año 2000) y miembros de la Generación Z (la generación que viene después de los Mileniales) son hispanos, y muchos de ellos no han asistido a los servicios de iglesia en los domingos.

Los Hispano-Bautistas de Texas tienen que invertir en estos grupos ahora, Rincones insistió.

Conferencias como “Shine! Girls!” para jóvenes y niñas latinas, el programa de Liderazgo Joven Latino, y las becas que Dallas Baptist Universtity y East Texas Baptist University ofrecen a estudiantes hispanos, muestran la visión que la Convención tiene para el futuro. El seminario, Truett Theological Seminary de Baylor, ofrece ya también una beca, y está aceptando aplicaciones hasta el 15 de Octubre.

La Convención ofrece también a jóvenes líderes la oportunidad de desarrollar otras prácticas. Tres de los cinco miembros de la mesa directiva de la Convención son jóvenes latinos.

Ahora no es el tiempo para que las iglesias pierdan a otra generación de líderes hispanos, solo porque “no sabían cómo ministrar a esa generación,” Rincones dijo.

El ministerio hispano incluye a los de primera generación, quienes tal vez solo hablen el español. Pero la barrera del idioma desaparece cuando se trata de la segunda y tercera generación de hispanos. Rincones dice que las iglesias que quieran trabajar con hispanos tienen que ver a la cultura y no tanto el lenguaje.

Esos elementos culturales que distinguen a hispanos entre otros bautistas son el fuerte sentido de familia, y la preferencia de una alabanza vibrante.

En lugar de confiar en anticuados modelos de ministerio, las iglesias que quieran trabajar con hispanos tienen que entonces deshacerse de viejas ideas y usar modelos nuevos, dijo Rincones.

“Antes había misiones de 40 años que tenían una relación co-dependiente con las iglesias que patrocinaban esas misiones,” Rincones dijo. Pero cada decisión importante que se tenía que tomar en la misión, tenía que ser aprobada primero por la iglesia patrocinadora.

Calvary Baptist Church en McAllen ofrece un mejor modelo, Rincones reconoció. Rolando Aguirre, presidente de la Convención, sirve como pastor de Calvary en español.

“Con este modelo, los pastores de las iglesias de habla hispana son igualmente parte del equipo, y comparten los mismos recursos con el resto de la iglesia,” Rincones dijo.

Siete años después de que la Convención obtuviera su propia identidad, Rincones todavía tiene que explicarles a las iglesias qué es la Convención. Muchos ven a la Convención como un departamento de BGCT. Otros saben que la Convención y BGCT no son lo mismo, pero también hay quienes necesitan entender que las dos convenciones necesitan actuar como socias que buscan ayudar y asistir a las mismas iglesias.

“Nuestra iglesias van a ser más bendecidas cuando la Convención y BGCT trabajen juntas,” Rincones dijo. Eso se ve en el mensaje que Rincones da cuando visita a una iglesia: “No hay mejor inversión que en los ministerios de BGCT, así que ofrenden al Programa Cooperativo.”

La meta de la Convención es ayudar a que las iglesias hispanas crezcan más fuertes, y para que eso sea posible, se requiere de un compañerismo con BGCT, Rincones concluyó.


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